domingo, 27 de abril de 2008


  • Cuando no se está obligado a hacer por el prójimo esos pequeños sacrificios exigidos por la urbanidad y el arreglo personal, se acaba por adquirir la costumbre de no preocuparse por los demás. Entonces todo se vicia en nosotros, tano las formas como el talento. HONORÉ DE BALZAC (pag. 46 de "Las ilusiones perdidas")

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