viernes, 20 de mayo de 2011

U.H. pregunta: ¿Debería prohibirse en España emitir o publicar imágenes de detenidos esposados, como ocurre en Francia?

No debería hacer falta

No debería hacer falta la prohibición. Pues la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, en 1993, promulgó un Código ético, que estableció que: “El periodista debe asumir el principio de que toda persona es inocente mientras no se demuestra lo contrario y evitar al máximo las posibles consecuencias dañosas derivadas del cumplimiento de sus deberes informativos. Tales criterios son especialmente exigibles cuando la información verse sobre temas sometidos al conocimiento de los Tribunales de justicia.”

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La tentación antisistema


Después de ver como se desarrollan los acontecimientos promovidos por el movimieneto "15-M" en la Plaza de España de Palma y la Puerta del Sol de Madrid, e incluso de hablar, ayer jueves, con alguno de los manifestantes a través de los micrófonos de IB3 en el transcurso de la tertulia en la que participo los jueves a las 10:00 de la noche, he llegado a la conclusión siguiente: Se trata de un grupo de amigos de ZP, que también -recordémoslo era amante de las pancartas- que han sido defraudados por el personaje. Pero que en vez de protestar lisa y llanamente contre él y su gobierno (como ocurre universalmente, menos en España con esta izquierda) en vez de protestar contra la política del gobierno lo hacen contra la oposición o en este caso contra el "sistema". Pero, ¿Que sistema? cabe preguntarse. Pues el que tenemos: el Sistema democrático... Con apelaciones genéricas a disfunciones muy ciertas del mismo y cuya solución hay que afrontar sin demora, pero con recetas diametrtalmente opuestas a las que plantean, que no son sino las manidas fórmulas, fracasadas, de la más rancia y trasnochada izqueirda... Bueno, tampoco las plantean abiertamente; balbucean y anuncian como "verdadera democracia participativa" y otras vaguedades. Son los que protestaron contra el "Prestige" como si hubiera sido pilotado por Aznar, y le prestaron el voto a ZP el 14 de marzo de 2004 tras el ¡Pásalo!, los ataques a las sedes del PP, la violación por Rubalcaba del día de reflexión (en ejemplo que seguirán con toda seguridad en esta ocasión), y demás desmanes ocurridos tras la tragedia del jueves anterior. Son, en definitiva, los de siempre que nuevamente, como nos tienen acostumbrados han caído en la tentación antisistema. Pero, a pesar de todos los defectos que -repito es urgente corregir - Es un sistema, el nuestro, -contra el que protestan- que admite hasta el derecho de cuestionarlo, pero que, la mayoría -que algo significa en democracia- estimamos infinitamente mejor que las ya experimentadas utopias izquierdistas.

sábado, 7 de mayo de 2011


Los incorruptibles

El hecho de que Bauzá haya cumplido su promesa y hecho unas listas electorales sin imputados, no como otros, ha fastidiado a esos otros, la izquierda y demás adversarios y enemigos en general. Pues con la aplicación de esa decisión les ha privado de la posibilidad de un buen bocado. Pero, naturalmente, si no se puede morder o descalificar, por unas cosas, se buscan otras, cuando de eso se trata. Pues, no nos engañemos; hoy en día, las críticas que podemos leer y escuchar, provienen de la militancia mediática, de la creación de opinión. Del cuerpo de ejército pacífico de la información, comunicación o propaganda que se procuran las distintas formaciones concurrentes en el mercado electoral. Unos y otros, con especial incidencia en época preelectoral, ponen en marcha todos sus recursos mediáticos, bien directos bien indirectos, si no subliminales. El comentarista político, de otros tiempos, del que era imposible alcanzar a conocer con certeza a quien o a qué partido votaba, ha pasado a la historia. Sin perjuicio, obviamente, de las excepciones, que aunque escasas y anecdóticas, confirman la regla general.

Una fórmula de restar importancia al hecho de presentar listas electorales sin imputados o, por lo menos, de relativizarle a Bauzá el mérito indudable de conseguirlas en estas condiciones, se ha hecho subrayando que Matas cuando presentó sus listas tampoco incorporaba imputados; que hay imputados e imputables. Es decir que los que hoy están inmaculados procesalmente hablando, mañana ¡quién sabe! Es decir que los buenos pueden convertirse en malos. Una obviedad. Pues los incorruptibles no son de este mundo. No pertenecen a la condición humana.

La corrupción, que no es sino un modo de denominar a cierta forma de delincuencia, se da como patología en todas partes donde hay poder. Basta situarla en el mapa mediante distintos colores según el partido. Está coloreado según quienes gobiernan en los distintos lugares, ya sean municipios o Comunidades autónomas. No iba a ser al revés, ni de otro modo si es una delincuencia nacida y enraizada en los puntos de poder político.

Pero a propósito de la corrupción, lo más importante no es evitarla, que obviamente tiene que tratar de hacerse en la medida de lo posible, aún desde la consciencia de que es imposible evitarla al cien por cien. Corrupción la habrá siempre, porque no se conseguirá la perfección del hombre por mucho que se empeñen las utopías. La imperfección y la debilidad son características de la naturaleza del hombre. Lo importante, pues, no es evitar lo inevitable, que además es imposible. Sino cómo se reacciona ante el fenómeno una vez que se produce. Qué hacen unos y otros cuando se dan casos de corrupción, especialmente en el propio equipo. Porque para los demás todos tienen recetas. Se trata de ver si se expulsa a quien la denuncia (si se mata al mensajero) como ha ocurrido en el PSOE de Aragón con Cesar Ciriano hace un par de semanas, o si se actúa de verdad, en serio, contra los corruptos. Prescindir de aquellos que no están libres de toda sospecha fundada, como ha hecho Bauzá, puede decirse que no es suficiente; pero es necesario. Y además; algo muy importante: da confianza de que la apuesta contra la corrupción no solo son palabras; de que si por mala suerte debiera ser más contundente, lo sería… Muchos se lo agradecemos. Porque quienes creemos en un proyecto deseamos que esté servido por gente intachable y que sea el proyecto mejor; y no puede serlo si no vamos depurándolo en la medida que sea necesario.