Volver a empezar
Hemos llegado tan lejos, que no cabe otra solución, que realmente lo sea, que no pase por volver a empezar. Construir de nuevo, pero esta vez bien, lo que se construyó mal. Pero para ello hace falta coraje moral, conciencia de la situación, tener una actitud de lealtad institucional y constitucional y sentido de estado. Lo que hasta ahora ha faltado. Nuestra democracia ha estado servida por demasiada gente no demócrata; por muchos tramposos y aprovechados, y por unos pocos (o no tan pocos) auténticos delincuentes.
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