sábado, 13 de noviembre de 2010

Lo aburrido del pensamiento único



Fui invitado a una emisora de radio, a comentar una noticia que me hubiera llamado la atención durante la pasada semana. Seleccioné una de ámbito nacional de la que se había hablado ya mucho, aunque se puede seguir hablando mucho más. Pues, que un expresidentes democrático incorpore en su abanico de posibilidades decisivas actuar no solo de modo ilegal, sino infringiendo el código penal, es algo que no se agota en una semana. Puede dar mucho más de sí. Es más, debiera hacerlo.

Pero la anécdota que me mueve a escribir estas líneas fue otra. Había leído en uno de los periódicos que circulan por esta comunidad, que el Gobierno de Antich en tres años ya se había endeudado más que el de Matas en toda la legislatura pasada. Frente a los 1800 millones de euros de Matas había otros algo más de 2000 millones de Antich. Lo que representa que cada ciudadano por esta vía esté endeudado en unos 3.500 euros. Sin que este gobierno haya realizado, ni por asomo, las infraestructuras que realizó el de Matas, que nos tuvo en una especie de estado de obras durante toda la legislatura. Empañado, ciertamente, por episodios de corrupción. Pero que por muy deplorables que sean (los tribunales dirán) no pueden borrar de un plumazo la obra realizada. Esta ahí. Circulamos por las carreteras. Discurren por ellas hasta los que más se opusieron a su construcción. Las antiguas que quedaron como secundarias no van repletas de disconformes con la obra de la anterior legislatura.

La anécdota a que me refiero fue que por mi interlocutor se cuestionó la verdad de esta noticia, por la fuente. Por el periódico que la daba. Este periódico…”Es de ciencia ficción”, me espetó, quedándose muy tranquilo y descansado. Se puede entender la discrepancia en la opinión. Es más, el pluralismo es un valor superior muy saludable intelectualmente. Pero atacando sistemáticamente los hechos por falsos. Estableciendo por sistema a medios como falaces, por simple falta de afinidad ideológica (que esa es la cuestión), es destruir a priori la posibilidad de formar opinión sobre tales hechos. Que no son los, precisamente, baladíes. Pues, qué sentido tiene hablar sobre la mentira… Hechos que no digo que en alguna ocasión no puedan ser inciertos en el sentido de incompletos o sesgados. Es la botella medio llena o medio vacía. Pero descalificar sistemáticamente como mentira los hechos, negar la botella que no se quisiera ver, es una táctica que hace vana la opinión, rompiendo la posibilidad de controversia plural, que nuestra máxima regla de convivencia eleva a categoría de valor superior. Está visto que hay quienes no solo no creen en el valor del pluralismo, sino que trabajan para socavarlo. Sin atisbar lo aburrido que sería un mundo de pensamiento único.


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