Soy abogado, ejerzo en Palma de Mallorca, (Islas Baleares). Pero, en este blog, solo excepcionalmente me referiré a cuestiones profesionales. Me interesa la filosofía del derecho y su propósito de justicia; la política, la literatura y la comunicación de ideas. En realidad me interesa todo lo humano. Soy de la generación de quienes creímos en la transición; sus valores y renuncias;y que ahora, por lo visto y vivido estos últimos años, nos sentimos en mayor o menor medida defraudados.
U. H. pregunta: ¿Tiene razón la líder de U P y D, Rosa Díez, cuando afirma que tenemos el "el peor Gobierno" y "la peor oposición"?
Desde mi renglón, respondo:
Lo malo se expande
Que sufrimos el peor gobierno no hay duda. Para la oposición hay disculpas. La falta de respeto del gobierno a la función de oposición es patente. Parece que al gobierno le complacería verla desaparecer y así acrecer su espacio político a la totalidad del espectro social. Se la deslegitima permanentemente. En esas condiciones es imposible una confrontación fructífera gobierno oposición. La diferencia puede verse en las actitudes ante las crisis del Prestige y el Alakrana. Dos modos muy distintos de hacer oposición.
U.H. pregunta : ¿Fue un error trasladar a España a los dos piratas detenidos por el secuestro de los tripulantes del 'Alakrana'?
Desde mi renglón, respondo:
Ahora prudencia.
En la persecución de los delitos debe primar el principio de legalidad a cualquier otro. La piratería es un delito y los piratas delincuentes; y como tales debemos tratarles. Nuestra sociedad ha vivido secuestros y se ha sabido como actuar para su solución, más o menos costosa en términos de sufrimiento. No debemos olvidar, para no repetirla, una época pasada en la que, para luchar contra el terrorismo, se intentó primara el principio de eficacia, en detrimento del de legalidad; ocurriendo que ni siquiera se consiguió la eficacia y lejos de solucionar el mal,se acrecentó. Prudencia, pues, ahora hasta en las opiniones.
lunes, 2 de noviembre de 2009
¡Perdone usted!
Maria Dolores de Cospedal , la Secretaria general del PP, no ha mucho que ha pedido perdón a la militancia por el comportamiento de Costa... Antes lo hicieron otros; siempre por comportamientos ajenos. Es curioso que siempre se pida perdón por el comportamiento de otros (otros que han actuado mal, frente a los unos que actúan bien, incluso haciendo lo que los otros no hicieron…) En realidad, eso no es pedir perdón. No sé sabe muy bien lo que es, (que clase de farsa) pero se sabe perfectamente lo que no es.
Pedirperdón; siempre por parte de quien, en su caso debe pedirlo; es, a veces,una actitudnecesaria para evitar una condena por un delito privado, de los que se extinguensi el ofendido lo concede aldelincuente. Pero ¡Cuidado con pedir perdón a mucha gente por conductas que les haya afectado!Pedirperdón en este caso no es lo que procede si no es después de haber dimitido o desaparecido del ámbito en el que se cometieron los pecados por los que se pretende la remisión.
Perdón que deberáser correlativo a una penitencia efectiva y un resarcimientoa los perjudicados. No puede pretenderse queel perdónsalga gratis, como parece se pretende. Ni que el perdón devuelva la confianza perdida. Porque una cosa es el perdónque se pide por el pisotóno empujón (hechos veniales) que se da por descuido y que se salda con un “no hay de que”; y otra, la pretensión de recuperarla confianza perdida porasuntos graves, con una simple fórmula de cortesía.
Además no se pierda de vista queen este trancepuede ocurrir algo tan sencillo y tan corrientecomo que no se conceda el perdón solicitado Por ejemplo,yo no lesperdono ¿Y usted, estimado lector, les perdona?
Sobre elperdónhay una historia curiosa que se puede leeren “Brooklyn Follies”, de Paul Auster, que puede funcionar aquí como parábola. Protagonizada nada menos que por Ludwig Wittguenstein; quien después de escribir su “Tractatus”, estando convencido de quedespués de esa obra ya nada más podría escribir, se buscó colocación comomaestro de escuela en un pequeño pueblo de las montañas de Austria. Donde la experiencia fue desastrosa…. No tenia dotes para enseñar a niños. Siempre estaba malhumorado, y no solo era severo sino que llegó ala violencia física.A los alumnos,no solo les regañaba, sino quecuando no sabían la lecciónles pegaba. Pero no un cachete, sino fuertes bofetadas y puñetazos en la cara y la cabeza. Palizasimpulsadas por la cólera, que acabaron produciendo graves traumasen un buen número de chicos. A pesar de que en pedagogíano corrían tiempos como los actuales, el asunto llegó a ser tan grave queWittguenstein tuvo que renunciar a su plaza. Hoy, además, no nos cabe duda,le hubieran metido en la cárcel.
Pasados unos veinte años, siendo un respetado y famosoprofesor de filosofía en Cambridge, para superar una crisis emocional pensó que el modo de recobrar la salud pasaba por regresar al pasado y pedir disculpas (pedir perdón) a cada persona a la que hubieraofendido o dañado. Quería purgar la culpa que le corroía, limpiar su conciencia y empezar de nuevo. Para ello regresó al pueblo austriaco y visitó uno a uno a todos sus alumnos y alumnas, que ya eran personas adultas, de de una treintena larga de años. Les pidió humildemente perdón, inclusose hincó de rodillas ante ellos implorándoselo. Cabría pensar que ante tales pruebas dearrepentimiento y humillación, aúnlos más duros, acabarían transigiendo,otorgando finalmente el perdón aldoliente peregrino.Puesla realidad fue muy otra; ni uno solo de aquellos antiguos alumnos del filósofo estuvo dispuesto a perdonarle. El dolor que había causado era demasiado profundo y el odio que se le teníaimpedíatoda posibilidad de absolución.